Durante mucho tiempo, ser mujer y escritora no fue una tarea fácil. Muchas no se atrevían a publicar por miedo al fracaso, ser rechazadas o a no ser tomadas en serio. Algunas debieron publicar con el nombre de su marido si querían que sus medios económicos no se vieran mermados, como fue el caso del marido de María Lejárraga, Gregorio Martínez Sierra, que publicaba los libros de su esposa con su nombre y todo lo que eso significaba: un reconocimiento ausente e injusto hacia la figura de ella. Un caso parecido es el de la escritora francesa Colette, cuyo marido publicó sus novelas y se llevó todos los elogios de la crítica. Menos mal que años más tarde se separó y consiguió hacer honor a su autoría.
Otras escritoras publicaron sus obras bajo pseudónimo: Mary Ann Evans bajo el pseudónimo de George Eliot; Amandine Dupin, como George Sand o Cecilia Böhñ de Faber y Larrea como Fernán Caballero. George Sand incluso llegar a usar ropa de estilo masculino para poder ser admitida en lugares reservados solo a los hombres.
Las hermanas Brönte también llegaron a usar pseudónimos masculinos para conseguir ver publicada sus famosas novelas: en lugar de Charlotte, Emily y Ann, tomaron los nombres de Currer, Ellis y Acton Bell, usando las mismas iniciales.
Louise May Alcott, la autora de Mujercitas tomó el pseudónimo de A. M. Barnard para lograr publicar una colección de relatos que trataban temas tabúes como el adulterio y el incesto.
Aunque se ha avanzado bastante y cambiado, hoy en día hay algunas escritoras que firman con un nombre ambiguo utilizando siglas que, de no conocerlas, lleva a dudar de si se trata de un hombre o de una mujer, como ocurrió con J.K.Rowling o de Laura Albert, que publicó como J.T. Leroy.Pamela Lyndon Travers, la autora de Mary Poppins, también usó las siglas para publicar como P.L.Travers.
O el caso de dos autoras: Meg Howrey y Cristina Lynch, que publicaron en 2012 The city of dark magic con el nombre de Magnus Flyte, un nombre masculino, dicen que para acercar su obra no solo al género femenino.
Afortunadamente corren mejores tiempos para la publicación tanto de escritores como de escritoras, incluso en la actualidad también hay hombres que publican con seudónimo de mujer como es el caso de Carmen Mola, seudónimo de los tres escritores: Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, ganadores del Premio Planeta 2021, tal vez pensando que en la actualidad un nombre de mujer vende más.
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